Por Edmundo Moure
Grecia
está hoy al borde de ser defenestrada de la Unión Europea, por insolvencia
económica y desacato a las normas impuestas por los jerarcas del euro y sus
sesudos asesores, grave y doble transgresión que se cierne sobre los hijos
menos afortunados del credo Capitalista Universal, algo así como el “pecado
nefando” con que la Iglesia Católica y otros credos fundamentalistas
anatematizaban antaño (algunos lo siguen haciendo) a los homosexuales y a otras
minorías heréticas. El llamado a votar “No” en el referéndum, hecho por el
presidente del gobierno, Alexis Tsipras, ha provocado un auténtico escándalo:
“Un
veredicto popular es mucho más poderoso que la voluntad de un Gobierno, por eso
un gran No en el referéndum será un paso decisivo hacia un mejor acuerdo.
Porque el 'no', no significa una ruptura con Europa, sino un retorno a la
Europa de los valores”. Es decir, según el gobernante y, al parecer, la
mayoría del pueblo griego, la negativa implica abandonar las exigencias
impuestas por los socios capitalistas antropófagos de la UE, encabezados por
Frau Merkel, quienes no creen –ni les interesa- aquello de los “valores” a que
se refiere el estadista, principios obsoletos que nada tienen que ver con los
intereses pragmáticos de los sustentadores de la Bolsa ni con los apetitos
financieros.
El líder de los conservadores griegos –siguiendo
la tradición de los grandes propietarios, que ya han sacado sus capitales de la
patria de Aristóteles, para depositarlos en la nación banquera conocida como
Suiza, patria de Calvino, ese santificador iracundo de la expoliación del
prójimo-, afirmó: “No podemos retroceder cuarenta años. Sería una locura
abandonar el euro”.
Quizá habría que retroceder dos mil quinientos
años y retomar ese espíritu que nos dejara el mejor legado perdurable, como
bien apunta Edith Hamilton “La mente y el
espíritu reunidos constituyen aquello que nos separa del resto del mundo
animal, lo que faculta al hombre para conocer la verdad y morir por la verdad”,
como lo hiciera Sócrates aquel día en que recordó una deuda tangible: un gallo
que debía a Esculapio… No obstante aquella mención de lo utilitario, su memoria
pervive por su sabiduría entrañable y la exhortación luminosa a los jóvenes
para que experimentaran “el júbilo de comprender”. Entre las últimas palabras
que se le atribuyen, quedémonos con esta frase: “Ha llegado el momento de partir, yo para morir y vosotros para vivir.
Pero sólo Dios sabe quién de nosotros se encamina hacia un destino mejor”.
Grecia
es la fuente de la Filosofía y cuna del pensamiento racional, creadora de
Europa y de su idea. (Nada es real si no tiene el sustento en la idea). La
creación del capitalismo no es atribuible -con su ausencia de ideas, en el
sentido filosófico y su abundancia de hechos pragmáticos- a los griegos. Baste
para ello remitirse a La República de
Platón, y a lo que éste pensaba de los comerciantes y artesanos, basándose en
que:
“El hombre es un ser
social que solo alcanza su perfección en la ciudad, de modo comunitario. El
Estado es el único capaz de armonizar y dar consistencia a las virtudes
individuales. Platón diseña la estructura de su República ideal compuesta de
tres clases sociales: los filósofos, los guerreros y los artesanos. Los
primeros tienen el mando y gobierno general, pues
su virtud es la sabiduría; los guerreros velan por el orden y la defensa (su
virtud es la fortaleza); y los artesanos
–entendidos como entes del comercio, o negocio, ‘negación
del ocio’-, pueblo llano, son dirigidos
por la templanza, virtud que ha de ser común a todos”…
“Hay que observar, candidísimo Sócrates –reflexiona
Trasímaco-, que al hombre justo le va
peor en todas partes que al injusto. Primeramente, en las asociaciones mutuas,
donde uno se junta con otro, nunca verás que, al disolverse la comunidad, el
justo tenga más que el injusto, sino menos. Después, en la vida ciudadana,
cuando hay algunas contribuciones, el justo con los mismos bienes contribuye
más; el segundo, menos. Y cuando hay que recibir, el primero sale sin nada; el
segundo, con mucho. Cuando uno de los dos toma el gobierno, al justo le viene,
ya que no otro castigo, el andar peor por causa del abandono en sus asuntos
privados, sin aprovechar nada de lo público por ser justo, y sobre ello, el ser
aborrecido de los allegados y conocidos cuando no quiera hacerles favor alguno
contra justicia; con el injusto todas estas cosas se dan en sentido contrario.
Me refiero, en efecto, a aquel mismo que ha poco decía, al que cuenta con poder
para sacar grandes ventajas: fíjate, pues, en él si quieres apreciar cuánto más
conviene a su propio interés ser injusto que justo”. (www.monografias.com)
El
mundo de hoy, con escasísimas excepciones, está gobernado por mercaderes que no
conocen la templanza (aunque se les prescriba clases de “ética empresarial”...
Los “sabios filósofos” han desaparecido ha mucho de la escena donde pugna la
fauna feroz de los poderes globalizados, cuyos móviles y acciones se orientan a
esos “resultados macro” que sólo pueden demostrar la perversión de un sistema
que hoy se devora a sí mismo. Quizá el ejemplo más patético sea el de la
multitudinaria patria de Mahatma Gandhi, cuya “proyección económica” vaticina
que en 2050 será la “primera potencia” del orbe, aunque sus propios economistas
y tecnócratas gubernamentales, que defienden este sistema de esclavitud
planetaria expresan que:
Según
pronósticos del gobierno de la India se espera que el crecimiento económico
sea de un 10 por ciento anual en los próximos años. Y esto se debe a que en los
últimos 3 años la economía del país ha crecido en un 8 por ciento. A pesar de
la escasez de la energía y alza en los precios del petróleo. Pero lo que el
Gobierno busca es que este crecimiento económico logre reducir sustancialmente
la pobreza, el
desempleo y la inequidad del país. Sin embargo, se observa que este crecimiento
económico no ha reducido la pobreza al mismo nivel de los logros
económicos alcanzados. En la India,
de acuerdo a datos brindados por el gobierno, el 27.5 por ciento de la
población, más de 236 millones de personas, viven con menos de 40 centavos
de dólar al día.
Es que la esencia del Capitalismo, sea éste
neoliberal o salvaje o antropófago, o manipulado por “socialistas renovados”, es
la inequidad flagrante, el mundo dividido en pobres y ricos, en mayor o menor
grado. La Unión Europea también tiene su “tía rica” y sus sobrinos pobres; uno
de éstos es la Grecia de la vieja Filosofía y del Arte clásico, la fundadora
del Occidente réprobo que se ha entregado hoy, en cuerpo y alma, al espíritu
fenicio.
Edmundo Moure
Julio 2, 2015
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